Consejos

La exigencia de frescura es el primer paso al comprar truchas. Piel brillante y resbaladiza y olor fresco y ligero son dos características esenciales. Los ejemplares opacos y resecos llevan demasiado tiempo fuera de su elemento y es preferible olvidarlos. La limpieza debe ser minuciosa y obliga a eliminar todo resto de vísceras. En la nevera se conserva en buenas condiciones un máximo de dos o tres días, mientras que en el congelador mantienen sus características durante seis meses.
La trucha, por otra parte, se adapta con facilidad a las más variadas técnicas culinarias y acepta también un gran número de guarniciones y condimentos diferentes, destinados a enriquecer su saber fino y ligeramente insípido.

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